Carretero, Y., Pajares, P., Corral, C.: Cuidados de enfermería en el paciente terminal. Valentín V y cols: Oncología en atención primaria. Madrid, 2003: p.585-597.
He escogido este libro por su clara sencillez a la hora de trabajar la inmovilidad en las personas mayores.
La inactividad y la inmovilidad son problemas comunes dentro de la población anciana. El envejecimiento conlleva ciertos cambios fisiológicos, psicológicos y socioeconómicos que pueden inducir a una cierta limitación de la movilidad. Si a esto le sumamos que, aun- que no debemos de identificar “paciente terminal” con “paciente encamado”, la debilidad es uno de los síntomas que aumenta a medida que evoluciona la enfermedad oncológica y es frecuente que el paciente anciano con cáncer presente deterioro de la movilidad y que en consecuencia necesite ayuda para la movilización. Los cuidados de enfermería dependerán del grado de inmovilidad que presente el paciente y su objetivo fundamental será la adaptación del enfermo a la situación para prevenir las complicaciones de la inmovilidad como son las úlceras por presión.
Cuidados de enfermería

Si puede moverse por sí solo, habrá que animarle a salir, a que pasee por la casa, etc.
Si debido a la debilidad no puede moverse por sí solo, le proporcionaremos medidas de apoyo para poder movilizarse (silla de ruedas, andador, etc) y si necesita ayuda de una segunda persona se le proporcionará con suavidad, despacio, trasmitiendo firmeza y seguridad.
Si el paciente está inmovilizado:
Buscaremos la posición más adecuada para el enfermo.
Realizaremos los cambios posturales pertinentes. Si lo tolera, realizaremos movilizaciones pasivas.
Dejaremos sus objetos personales a mano.
No nos implicaremos más allá de donde el paciente no llegue, intentando potenciar aquellas actividades que todavía sea capaz de realizar para disminuir el sentimiento de inutilidad.
Valoraremos continuamente el estado de la piel y pondremos en marcha todas las medidas de prevención necesarias para evitar la aparición de úlceras por presión.