Rodríguez R. Cáncer, peculiaridades
en el envejecimiento. En: Rodríguez R, Lazcano G. Práctica de la geriatría.
2ed. México: McGraw-Hill Interamericana; 2007: 251-253.
El cáncer es
una causa bastante frecuente de muerte en personas de 65 años y más. De hecho,
según informes epidemiológicos, hasta el 60% de los cánceres se presenta en
personas envejecidas. Esto se debe a que el paso del tiempo y el proceso de
envejecimiento pueden favorecer la aparición de lesiones malignas: uno de los
mecanismos que se producen al envejecer es la incapacidad gradual y progresiva
de reparar el ADN, la pérdida de fragmentos de telómeros y la intromisión de
radicales libres, todo lo cual favorece a la carcinogénesis al dañar el
funcionamiento y la estructura celular.
La
carcinogénesis es ya de por sí un fenómeno complejo, y lo es todavía más cuando
interactúa con el proceso de envejecimiento, ya que añade un riesgo y muchos
obstáculos. Además se señala que las neoplasias que se desarrollan en los
ancianos son de diferente naturaleza y comportamiento que las de los jóvenes:
el pronóstico suele ser peor para aquéllos.
Otra
característica de los mayores que favorece el desarrollo del cáncer es la merma
gradual de funciones como el metabolismo hepático, la depuración renal y la
eficiencia del sistema inmunológico, lo cual contribuye a que los carcinógenos
permanezcan más tiempo en el cuerpo y tengan mayores probabilidades de causar
daño. A todo esto hay que añadir que un paciente viejo y frágil tendrá menos
oportunidades de recibir y tolerar tratamientos antineoplásicos.
Cabe
destacar el hecho de que los ancianos muy viejos presentan menos neoplasias, la
prevalencia disminuye después de los 90 años. En su caso, el cáncer se
convierte en una causa de muerte menos importante, hay menos metástasis y el
crecimiento es más lento: “los viejos muy viejos mueren con cáncer, pero no de
cáncer”.
Los
principales cánceres a los que se enfrentan son los de mama, pulmón, colon,
próstata, piel, hematológicos e intracraneales.
Los
procedimientos de detección y tratamiento no cambian por el hecho de la edad.
Las consideraciones especiales se centran en la esperanza de vida, la
funcionalidad, las preferencias del paciente y los recursos disponibles. Es muy
importante valorar en detalle al paciente antes de la intervención.
En cuanto al
tratamiento, cualquier decisión debe basarse en las herramientas de la
gerontología para tomar una decisión final adecuada que evite tanto el
encarnizamiento terapéutico, como la negligencia por indiferencia y
segregación. Para varias neoplasias se considera que el tratamiento quirúrgico
podría ser el más rápido, mejor tolerado y sin complicaciones; no obstante,
muchos tienen la creencia errónea de que la cirugía está contraindicada en
pacientes viejos y escogen la opción de la quimioterapia y la radiación, que
son menos toleradas.
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